lunes, 18 de octubre de 2021

«"La" barra de la abogacía»: lenguaje incluyente y derecho



En mi colegio de abogados se mueve una iniciativa su nombre para visibilizar a mis colegas. De «Barra Mexicana Colegio de Abogados» a «Barra Mexicana Colegio de la Abogacía». Un paso para visibilizarlas: Pero, «¿hace falta algo así si ya forman parte de ella y de sus estructuras directivas? Ya se menciona a la Barra Mexicana, ¿qué no?». Ellas no merecen una objeción así de barata. No. 

(1) No es posible pensar sin lenguaje, sin sus palabras ni su estructura. Pregúntenle a Wittgenstein. Esto lo vemos cuando al oír una canción decimos: «sí, eso es lo que me pasaba, hasta que tuve estas letras reconocí esa inquietud». 

(2) En inglés, los objetos inanimados o animales se designan en neutro, algo que no sucede en castellano o el alemán. Así por ejemplo, en inglés el sustantivo key es neutro en su género pero en castellano decimos la llave, y en alemán schlüssel (masculino). Algo similar sucede con bridge que en español se trata de el puente; y en alemán, brücke (femenino). 

(3) En castellano, a veces el género se incorpora a la palabra para designar al sujeto -como señor-señora, o abogado-abogada-; en otras, sirve para distinguir dos cosas distintas como leño-leña, manzano-manzana... derecho-derecha. Por último, algunas palabras solo admiten un único género, como teléfono... o justicia.

¿Cambia nuestra percepción de un objeto inanimado, un animal o una acción si se le asigna un género masculino o femenino? ¿Con qué sustantivo se asocian estas dos objetos o valores sin género: justicia y derecho? La justicia suele describirse como equidad, armonía, afinada, concordia; y le corresponden acciones como cuidar, celebrar, proteger y defender. El derecho se asocia con orden, estabilidad, fuerza, fundamento, rectilíneo, persistencia; y se le relaciona con acciones como construir, habilitar, diseñar. ¿Estamos condicionados por los sesgos de nuestro idioma? Evidentemente. ¿Esa limitación nos inclina a vincular una realidad con su asociación de género? Sin duda. ¿Y a tratarla como lo hacemos con el resto de cosas femeninas o masculinas? Claro. Esto Algunos estudios sobre este problema pueden verse aquí, o aquí, o aquí, o aquí, o aquí, o aquí, o aquí, o aquíaquí)  

Pero, como decía Nietzsche, no podemos deshacernos de Dios (de la racionalidad) mientras no podamos liberarnos de la gramática (de su estructura  condicionante). El lenguaje inclusivo no es la panacea, ni puede moldear el lenguaje a su gusto sin volverse incomprensible. Por eso no se trata de decir que una mujer que tararea sea una cantanta; pero sí quizá de elegir alternativas como presidenta y abogada cuando sea posible. O tal vez incorporar opciones gramaticales neutras que visibilicen ese sesgo, como abogacía. O si cuando se utiliza el lenguaje con su género  se reconozca un condicionamiento en el lenguaje, el pensamiento y de la acción. 

Ahora, una confesión. Saqué la idea de este texto que es lo que más me ha gustado de este tema. Se trata de un trabajo de Sol Minoldo y Juan Cruz Balian: La lengua degeneradaHacia el final dicen:

«la lengua es maleable y que apoyar o rechazar un uso disruptivo, que tiene por objeto reclamar derechos larga e injustamente negados, es una decisión política, no lingüística. Que si se busca un mundo más igualitario, la lengua no es una clave mágica para conseguirlo, pero tampoco se lo puede negar como espacio de disputa».