domingo, 20 de marzo de 2016

«Morir cuerdo y vivir loco»: acabar como Don Quijote



Spoiler.  Así termina El Quijote:  Huyó el loco, sólo para que muriera el cuerdo. Antes de morir, el ciudadano apacible renegó de su vida de caballero andante. El bachiller Sansón Carrasco escribió este epitafio para la tumba del cuerdo Alonso Quijano que dejó su huella siendo Don Quijote:

“Yace aquí el Hidalgo fuerte
que a tanto estremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.

Tuvo a todo el mundo en poco;
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura
morir cuerdo y vivir loco.”

Vivir loco. Decía Borges que a un gentleman sólo le interesan por las causas perdidas. Son las únicas que requieren de su sacrificio. Las otras se defienden solas. Siempre hace falta una pizca de locura para “la defensa de los reinos, el amparo de las doncellas, el socorro de los huérfanos y pupilos, el castigo de los soberbios y el premio de los humildes”. 

Morir cuerdo. Lo más razonable es fallecer donde debemos, junto a quien amamos. Ante la muerte, sólo vale buscar en el corazón a quién amamos y quién nos quiso. Don Quijote estaba loco: pero nunca renegó de su vocación de caballero, nunca olvidó o traicionó a quien le ofrecía sus batallas. Siempre caminó junto a un amigo. Todos los días junto a alguien, siempre entregado a otros.

Quizá de eso se trate El Quijote, e intuyo que de eso se trate la vida. Sólo se muere bien, si se ha vivido bien. Sólo se vive bien, si se deja una huella en el mundo con nuestra audacia. Sólo se puede vivir como locos en compañía de amigos y en nombre de quien amamos con esa locura.

Morir cuerdo y vivir loco.





martes, 15 de marzo de 2016

«Why Does It Always Rain On Me?»


-"¡Todo me sale mal! Ya no es lo duro, sino lo tupido"

Aquí va esta entrada para levantarle el ánimo a alguien a quien estimo montones:

1. No olvides la respuesta del Quijote:
Levántose en esto Don Quijote, y puesta la mano izquierda en la boca, porque no se le acabasen de salir los dientes, asió con la otra las riendas de Rocinante, que nunca se había movido de junto a su amo (tal era de leal y bien acondicionado), y fuese a donde su escudero estaba, de pechos sobre su asno, con la mano en la mejilla en guisa de hombre pensativo, además, y viéndole Don Quijote de aquella manera, con muestras de tanta tristeza, le dijo: 
«Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro: todas esta borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo, y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca, así que no debes congojarte por las desgracias que a mí me suceden, pues a ti no te cabe parte de ellas.» (Parte 1, Capítulo 18)
2. ¿Y si nos reímos junto al que está igual de fregado? Así se llama esta canción: Why does it always rain on me?


viernes, 4 de marzo de 2016

¿Cómo describir a quien se ama? La respuesta del Quijote


Como han de saber, Sancho engañó a don Quijote haciéndole creer que una labradora era Dulcinea. El caballero andante la veía rústica y fea -como realmente lo era-. La culpa de todo, reconoció el Quijote, habían sido los encantadores que ocultaron la belleza de su amada. En algún momento de la historia, alguien le pide que describa a Dulcinea. A pesar de nunca haberla visto como era de verdad, el enamorado ofrece una respuesta. Este es el diálogo:
La duquesa rogó a don Quijote que le delinease y describiese, pues parecía tener felice memoria, la hermosura y facciones de la señora Dulcinea del Toboso; que, según lo que la fama pregonaba de su belleza, tenía por entendido que debía de ser la más bella criatura del orbe, y aun de toda la Mancha. Sospiró don Quijote, oyendo lo que la duquesa le mandaba, y dijo:
-Si yo pudiera sacar mi corazón y ponerle ante los ojos de vuestra grandeza, aquí, sobre esta mesa y en un plato, quitara el trabajo a mi lengua de decir lo que apenas se puede pensar, porque Vuestra Excelencia la viera en él toda retratada” (Segunda Parte, capítulo 32)
Según parece, a quien se ama, no se le conoce tal y como aparece ante nosotros, como si fuera "algo ahí". Tal vez, el único sitio donde somos realmente, y a partir del cual podemos reconocernos, es viéndonos en y desde el corazón de quien nos ama.

Entonces sí, podemos delinear y describir lo que somos de verdad

jueves, 3 de marzo de 2016

Informe de Derechos Humanos en México por la Comisión Interamericana


«Todas las familias felices se parecen. Las desdichadas lo son cada una a su manera. En casa Oblonsky se ha roto la armonía». Estas son las primeras palabras de Anna Karenina, escritas por Leon Tolstoi. Las recordé cuando leí el informe sobre derechos humanos en México que acaba de publicar la Comisión Interamericana (aquí el resumen, aquí el documento completo). 
«El informe analiza la grave crisis de derechos humanos que atraviesa México, con particular énfasis en desapariciones y desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, tortura, así como la situación de inseguridad ciudadana, el acceso a la justicia e impunidad. También aborda la situación de los derechos humanos de algunos grupos poblacionales especialmente afectados por la violencia en el país [...] Y por último "analiza la situación de asesinatos, violencia y amenazas contra periodistas, que ha hecho que México sea considerado como uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo».
El documento pone el dedo en la llaga y señala los desafíos que enfrenta el país en materia de derechos humanos, que son graves y nos llevará tiempo superarlos. Las violaciones de derechos humanos, dice la Comisión, se agudizan en zonas en las que el ejército y la policía federal se ha incorporado a labores de seguridad en zonas de alta presencia de bandas delictivas. Además, el documento reconoce algunos avances en la materia, como la reforma constitucional en derechos humanos del 2011, la nueva ley de amparo, el nuevo sistema de justicia penal, los protocolos de investigación en caso de desaparición forzada, etc.

Me llamó la atención, entre otras cosas, dos tipos de cifras. Unas para despertar y otras para esperanzarse. Los números de la alarma: en nuestro país hay 26,798 desaparecidos. En un año ese número se ha incrementado en 4 mil. Imaginemos que llenamos el estadio Jalisco, y de pronto hacemos desaparecer la mitad de personas. Las cifras de homicidios en este sexenio están en 94,000, casi dos veces el estadio jalisco a toda su capacidad. Uno de los comisionados comentó: «La espiral de violencia e impunidad trae consigo graves consecuencias para el Estado de Derecho en el país. [...] El reto del Estado mexicano es cerrar la brecha existente entre su marco normativo y la realidad que experimenta la mayor parte de sus habitantes cuando buscan una justicia pronta y efectiva».

Y una cifra para la esperanza. Para elaborar su informe, la Comisión se entrevistó con más de 160 organizaciones de la sociedad civil preocupadas por los derechos humanos. Algunos de ellos, son víctimas de la violencia, otro más, colaboradores y luchadores sociales. Si ponemos atención, en México hay muchísimas personas las que no están dispuestas a rendirse a la lógica del "ya qué". Son cientos de personas que han encontrado en la lucha por la dignidad su vocación. En nuestro país hay recursos sociales y de solidaridad que hemos de reconocer y celebrar. Hay cientos de personas que son motivos de esperanza.

Ya se ve que nadie escoge en qué país nacer; y casi nunca elegimos ser víctimas de una injusticia. Lo que está claro es que nadie puede elegir por nosotros como vamos a plantar cara a la crisis humanitaria que enfrenta nuestro país. ¿De qué lado nos vamos a colocar?