jueves, 3 de marzo de 2016

Informe de Derechos Humanos en México por la Comisión Interamericana


«Todas las familias felices se parecen. Las desdichadas lo son cada una a su manera. En casa Oblonsky se ha roto la armonía». Estas son las primeras palabras de Anna Karenina, escritas por Leon Tolstoi. Las recordé cuando leí el informe sobre derechos humanos en México que acaba de publicar la Comisión Interamericana (aquí el resumen, aquí el documento completo). 
«El informe analiza la grave crisis de derechos humanos que atraviesa México, con particular énfasis en desapariciones y desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, tortura, así como la situación de inseguridad ciudadana, el acceso a la justicia e impunidad. También aborda la situación de los derechos humanos de algunos grupos poblacionales especialmente afectados por la violencia en el país [...] Y por último "analiza la situación de asesinatos, violencia y amenazas contra periodistas, que ha hecho que México sea considerado como uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo».
El documento pone el dedo en la llaga y señala los desafíos que enfrenta el país en materia de derechos humanos, que son graves y nos llevará tiempo superarlos. Las violaciones de derechos humanos, dice la Comisión, se agudizan en zonas en las que el ejército y la policía federal se ha incorporado a labores de seguridad en zonas de alta presencia de bandas delictivas. Además, el documento reconoce algunos avances en la materia, como la reforma constitucional en derechos humanos del 2011, la nueva ley de amparo, el nuevo sistema de justicia penal, los protocolos de investigación en caso de desaparición forzada, etc.

Me llamó la atención, entre otras cosas, dos tipos de cifras. Unas para despertar y otras para esperanzarse. Los números de la alarma: en nuestro país hay 26,798 desaparecidos. En un año ese número se ha incrementado en 4 mil. Imaginemos que llenamos el estadio Jalisco, y de pronto hacemos desaparecer la mitad de personas. Las cifras de homicidios en este sexenio están en 94,000, casi dos veces el estadio jalisco a toda su capacidad. Uno de los comisionados comentó: «La espiral de violencia e impunidad trae consigo graves consecuencias para el Estado de Derecho en el país. [...] El reto del Estado mexicano es cerrar la brecha existente entre su marco normativo y la realidad que experimenta la mayor parte de sus habitantes cuando buscan una justicia pronta y efectiva».

Y una cifra para la esperanza. Para elaborar su informe, la Comisión se entrevistó con más de 160 organizaciones de la sociedad civil preocupadas por los derechos humanos. Algunos de ellos, son víctimas de la violencia, otro más, colaboradores y luchadores sociales. Si ponemos atención, en México hay muchísimas personas las que no están dispuestas a rendirse a la lógica del "ya qué". Son cientos de personas que han encontrado en la lucha por la dignidad su vocación. En nuestro país hay recursos sociales y de solidaridad que hemos de reconocer y celebrar. Hay cientos de personas que son motivos de esperanza.

Ya se ve que nadie escoge en qué país nacer; y casi nunca elegimos ser víctimas de una injusticia. Lo que está claro es que nadie puede elegir por nosotros como vamos a plantar cara a la crisis humanitaria que enfrenta nuestro país. ¿De qué lado nos vamos a colocar?



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