sábado, 27 de abril de 2013

¿«Jane Austen = teoría de Juegos»?

No jalen que descobijan

Para Michael Chwe, un profesor de Ciencia Política de UCLA (aquí), la escritora inglesa fue en su momento, la antecesora revolucionaria del modelo matemático que se popularizó durante la guerra fría, y que llegó al cine en «Mente Brillante» (aquí): La «Teoría de Juegos». Así lo intenta demostrar en su libro Jane Austen, Game Theorist (aquí).

Si entiendo bien, el modelo afirma que el mejor resultado se obtiene si se piensa de forma estratégica: es posible predecir el comportamiento del otro a partir de los incentivos -egoístas- que lo mueven a actuar junto con otros. De forma que, como una especie de ajedrez donde todos ganan, se elige una opción en previsión de los intereses que busca otro. Se trata de «manipular» (es la palabra que utiliza Chwe) a otro para que los dos «ganemos».

Jane Austen, piensa Chwe, construye personajes que calibran  los intereses de los otros, y deciden de forma que predicen su comportamiento y obtienen lo que buscan al manipularlos. Por ejemplo, Mrs. Bennet prohibe a su hija Jane, ir a casa de Bingley a caballo. Ha calculado que si llueve, su hija se enfermará y pasará tiempo casa de Bingley. Asume que Charles la retendrá en su casa, y que Jane, logrará conquistarlo. Una decisión sobre incentivos calculados.  En el Blog de Matthew Dickenson se recogen cinco lecciones de Austen como precursora de «Pensamiento Estratégico» que se describen en el libro de Chwe (aquí).

Una de las originales aportaciones de Austen, piensa Chwe, a la «Teoría de Juegos», es lo que él llama «Cluelessness», «Despiste» o «No-tienes-idea-dad». Es decir, la manipulación sufrida por un poderoso que subestima a manos de su «débil» adversario, quien aprovecha su sentido de superioridad. En Orgullo y Prejuicio, Lady Catherine de Bourgh exige a Elizabeth la promesa de nunca aceptar una propuesta de matrimonio de Darcy. Elizabeth,  pensando estratégicamente y aprovechando el «despiste» de su adversaria, se niega a hacerlo. Lady Catherine, indignada, se lo comunica a Darcy pensando que con eso lo hará despreciar a Elizabeth por insolente. Su orgullo y prejuicio son utilizados por Elizabeth como una forma indirecta para comunicar a Darcy que sigue interesada en él. Y concluye Chwe: "Lady Catherine doesn't even think that Elizabeth could be manipulating her". ¡Pssorale!

¿Pero Chwe no estira la cobija más de la cuenta? ¿No es un poco exagerado decir que una novelista de inicios del siglo XIX sea precursora de la Teoría de Juegos?  Una novela es clásica lo es porque describe el carácter humano. Y desde siempre, los seres humanos calculamos, buscamos convencer y a veces manipulamos a otros. Pero es demasiado pensar que esa es la única forma de explicar nuestras interacciones con otros o que Jane Austen intentaba fundar la Teoría de Juegos. Hanna Arendt decía que la acción humana, con cada nuevo ser humano, abre la puerta del «milagro». Con cada hombre y sus acciones se abre la puerta para lo imprevisible. Eso se llama libertad.

El mundo ético de Jane Austen se construye desde principios reales y exigentes como el honor, el carácter, el arrojo, el deber justo, la fidelidad a la palabra dada. Gracias a que estos principios son reales, razonables y no negociables, los personajes de sus obras pueden valorar los problemas y darse cuenta de que se engañaban a sí mismos (como Elizabeth en Orgullo y Prejuicio), o que se dañaban y lastimaban a otros (como Marianne en Sensatez y Sentimientos). El pensamiento estratégico no ofrece herramientas para valorar la conveniencia ética de las propias acciones, o cómo justificar que alguien pueda  «despertar» de un error y volver a enfrentar el mundo. Sólo con pensamiento estratégico Marianne sería incapaz de darse cuenta de que se ha equivocado respecto a Willoughby, o que es impropio comprometerse con otro a partir de unas primeras impresiones. 

Las heroínas de Jane Austen, pienso en Elinor Dashwood como el prototipo más claro, orientan su vida por esos valores y principios de forma tal que el resto de personajes acuden a ellos para «despertar» o «examinar» su propia conducta. Por eso prefiero la interpretación que ofrece C.S. Lewis de las obras de Austen (aquí). Lo que está en juego no es la mejor forma de manipular al otro para obtener un beneficio -incluso para ambos-, sino la seriedad y objetividad de unos principios que explican y dan tanto consistencia a la vida humana, como profundidad y frutos a una biografía llena de interacciones valiosas.  Escribe Lewis: 

"Si la «caridad» es la poesía del comportamiento, y el «honor» a la retórica de nuestros actos, se sigue que en Jane Austen, los «principios» son la gramática de la conducta." 

Es decir, el amor es lo que hace atractivo a nuestros actos, la integridad permite que nuestro comportamiento sea convincente, y su razonabilidad ofrece la estructura sobre la se construye nuestro carácter. Jane Austen es más parecida a Sócrates que a Henry Kissinger. Chwe utiliza a Austen para ejemplificar sus ideas, como yo puedo utilizarla para ejemplificar Derechos Humanos. Pero la teoría de juegos no es heredera del nudo humano que se tensa y al mismo tiempo se desata en Austen. (Aquí otra crítica a la obra de Chwe)






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