Ayer se celebró el día internacional del libro. Por lo que he podido saber, el día se estableció a partir de la muerte de Shakespeare, ocurrida un 23 de abril. De cualquier modo, quiero aprovechar la oportunidad para sugerir la lectura de dos títulos, en especial para aquellos que están pensando estudiar derecho. Lo digo por que si al leer estas obras se mueven algunos resortes interiores que no dejan indiferente, entonces es posible que lo suyo es estudiar derecho.
1. El Mercader de Venecia (William Shakespeare).

De esta forma, Shakespeare describe en paralelo dos tipos de procesos y juicios: el amante que ha de juzgar la valía y honestidad de su pretensión representada en el juicio de los cofres; y la valía y honestidad de la persona que tiene a su favor una pretensión jurídica. Podemos preguntarnos, ¿en qué se parecen el juicio sobre el amor y el juicio sobre la justicia? ¿Sobre qué se funda cada uno, sobre lo que la mayoría desea, sobre lo que creemos que merecemos o sobre el bien del otro? ¿Qué pasa con la justicia cuando ésta se preocupa sólo por que «me den lo mío» y olvido a la persona con la que estoy en relación? ¿Qué le pasa como persona a quien sabe que exige lo justo pero la justicia la utiliza como venganza y no para equilibrar razonablemente su relación con otras personas?
2. Matar a un Ruiseñor (Harper Lee)
¿Por qué habría de hacer lo justo, incluso si eso nos trae problemas? ¿Por qué, en el caso de Atticus, es mejor tener una conciencia tranquila a tener tranquila a la opinión pública? ¿Qué sucede en las personas cuando no pensamos lo suficiente nuestras categorías y sin querer repetimos prejuicios? ¿Y qué sucede cuando esos prejuicios matan a un inocente? ¿Por qué lo justo sólo puede ser defendido por medios justos, aún sabiendo que el injusto no respetará las reglas?
«-"Lo que ocurre, sencillamente, es que estoy defendiendo a un negro (...) en la ciudad se ha hablado mucho, y en tono airado, de que yo no debería poner tanto interés en defender a ese hombre"
-Si no debes defenderlo, ¿por qué lo defiendes?
-Por varios motivos -contestó Atticus-; pero el principal es que si no lo defendiese no podría caminar por la ciudad con la cabeza en alta... ni siquiera podría ordenar a Jem y a ti que hicieran esto o aquello...
-¿Ganaremos el juicio, Atticus?
-No, cariño
-Entonces, ¿cómo?
-Simplemente, el que hayamos perdido cien años antes de empezar no es motivo para que no intentemos vencer»
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