Tim Clayton/Corbis via Getty Images |
El sábado pasado durante la final femenil del USOpen Serena Williams reclamó al juez de pista de tal manera que éste decretó un punto de castigo a favor de su contrincante, la japonesa Naomi Osaka. No soy aficionado al tenis, ni tengo la sensibilidad para valorar del todo lo sucedido. Lo reconozco. Así que pregunté a mis amigos tenistas, de ellos he logrado aclararme tres puntos::
Primero: Naomi Osaka dominaba el encuentro: era más ágil, más precisa y más letal que Williams. Muy probablemente habría ganado el partido.
Segundo: por una parte es verdad que en el tenis varonil jugadores han recibido castigos y el problema no escala a más porque se ponen en cintura. Pero también es verdad que las reglas del decoro y del comportamiento son más estrictas con las mujeres. Esta disparidad es sexista e injusta y forma parte de una cultura de disparidad no del todo erradicada.
Tercero: El conflicto entre el juez y Williams, opaca y puede considerarse una forma injusta de desmerecer a Naomi Osaka, quien ahora pesa sobre su triunfo la sospecha de haberse beneficiado -sin ella buscarlo, por supuesto- de la situación; y cuya fiesta por su triunfo no brilló como debía.
Pero mi reflexión de hoy no es sobre tenis, sino sobre una pregunta más antigua: ¿es posible luchar contra una injusticia de cualquier modo? ¿Qué pasa cuando pretendo luchar contra una injusticia de forma injusta? Tucídides, un histriador griego del siglo V a.C. nos recuerda que la guerra es una maestra muy severa. Williams parece un ejemplo más de esta experiencia. Al calor de una lucha, nuestra respuesta a la injusticia podría estar causando otra injusticia no buscada directamente. Así que lo pregunto de nuevo, ¿la lucha contra una injusticia -el sexismo y el doble rasero al aplicar las normas del decoro-, puede plantearse cometiendo otra injusticia -desmerecer el esfuerzo deportivo de Naomi Osaka-?
La respuesta de Sócrates es sin duda más fácil decirla que aplicarla: es mucho mejor padecer una injusticia que cometerla. Sufrir una injusticia no autoriza a luchar contra ella cometiendo otras. Como me conozco, probablemente yo no hubiera sido capaz de reaccionar adecuadamente en una circunstancia similar a Serena Williams. Así que solo tomo mi lugar como aficionado al deporte, simplemente me toca aprender a ver todas las aristas de un problema como este… y aprender.
Es difícil comentar este evento deportivo con mayor acierto que este. Muchas gracias por poner por escrito mi sentimiento sobre el asunto.
ResponderEliminarSerena, morena. - Sebastián Ligarde en Quinceañera
ResponderEliminarIncluso en los discursos de agradecimiento, no dejo que el momento fuera de Naomi.
Todo debe girar siempre en torno a ella.
Osaka era su fiel admiradora, quizá la menor de las Williams ha perdido a una de sus mejores seguidoras.
Añado. Nunca me han gustado las Williams.