sábado, 17 de noviembre de 2012

Bilbo y «La República» de Platón


La profesora Mary M. Keys de la UND presentó en septiembre una «lecture» titulada «Tolkien's Literary Politics» 

Su ponencia busca mostrar dos ideas: (i) la prioridad de la amistad para lograr la justicia en una comunidad; y (ii) el papel fundamental de la humildad. Sugiere que la interpretación común del libro -el proceso de madurez de Bilbo- es equivocada. Para Keys, el tema principal del libro es la tensión entre la justicia, la amistad y la humildad. 

Como recordarán, Bilbo se dedicaba a «la buena vida». Trabajaba, cuidaba su jardín, él se cocinaba, y gozaba de una buena casa, ingresos, etc. Vivía en un «mundo» inocente (Hobbiton), donde le iba bien al que trabajaba y era honesto. Un lugar donde se respetan las cosas ajenas, donde se vivía conforme a una tradición, donde no se introducen disonancias a esa armonía ya dada. El mundo donde a los «buenos» les va bien, por que lo merecen. Su trabajo les cuesta, pero la recompensa es merecida y segura. El ritual de la comida es un ejemplo de ello. No tenía más ambiciones y no hacía falta más. Bilbo era «justamente» un hobbit «honesto». Y  bajo esas reglas, sería  justo que viviera bien.
Lástima. Desde el exterior, vienen por él. Lo invaden con una sutil ironía: unos enanos entran «injustamente» en sus cosas, buscando al más honorable de los hobbits, a  Bilbo; le proponen «robar», le apodan el «saqueador». Bilbo quiere guardar las formas y su «honestidad». Entra a formar parte de una sociedad comercial -se firma un contrato- orientada a recuperar un tesoro robado... robándolo. Durante la historia se merecen el respeto mutuo y terminan siendo amigos entre sí.

En varios pasajes de «El Hobbit», se repite también la consideración de lo justo y su vinculación con el hombre honesto (mejor dicho, el "Hobbit" honesto). Por ejemplo el juego de acertijos con Gollum nos hace preguntarnos: ¿qué pasa cuando no se respetan las reglas? ¿Se puede superar una amenaza, violando las reglas del juego de adivinanzas que el enemigo estaba dispuesto a romper? "¿Qué me pasa a mi cuando violo esas reglas?"

Otro ejemplo. La misión común consistía en «robar» a Smaug un tesoro que él había robado primero a los enanos; así que nos preguntamos ¿se puede recuperar lo robado, robándoselo al ladrón? ¿Puede Bilbo, seguir siendo honesto si es un saqueador? ¿Se es saqueador cuando se recupera lo propio, aunque sea mediante el robo? 

Center for Ethics and Culture, ND
Así, con este juego de ironías, Tolkien va tejiendo una historia con los hilos de la honestidad, la justicia y la fidelidad a los amigos. Construye una comunidad de amigos que comparten el placer y el dolor, los riesgos y la victoria: porque son amigos, porque son honestos, porque son justos.

Platón en la República había construido un argumento similar, al preguntarse cómo levantar un Estado desde sus fundamentos. Su punto de partida es la pregunta de la justicia:  ¿se determina por la fuerza o por la razón? ¿La justicia consiste en hacerle daño a los enemigos y favores a los amigos? ¿Da lo mismo a un hombre justo hacer cualquier tipo de justicia? ¿Qué tipo de personas es capaz de ello y cómo se educa a alguien así? ¿Por qué lo justo es un bien en sí mismo, y la persona justa la expresión de la perfección humana? Platón no lo duda: el hombre honesto es el justo, la justicia es un bien en sí mismo, y sólo se descubre y se realiza a través de la amistad. La democracia sin amigos entre los ciudadanos, es inviable.

Por cierto, «La República» también incluye el relato de un anillo que hace invisible a su dueño. Glaucón ejemplifica una idea con el mito del anillo de Giges. Sí, un anillo que hace invisible a su dueño. No sería razonable, el dueño sería un tonto,  si el portador invisible no hiciera lo que quisiera. Como nadie lo ve, nadie lo podría hacer responsable. (La República, Libro II, 359a-360d).  Sócrates -el personaje de Platón- le responde: las acciones valen por sí mismas, no por que alguien te vea o no. Quien comete injusticia se convierte en esclavo de sus apetitos; mientras quien se comporta racionalmente aunque nadie lo vea, se controla a sí mismo y puede ser feliz (La República Libro X, 612b).

Para terminar. El argumento de «El Hobbit» y «La República» se puede resumir así: si quieres paz, haz justicia; si quieres justicia, haz amigos; y si quieres amigos, sé honesto. ¡Ah! Tolkien introduce un elemento más. «El Hobbit» relata una aventura desde el punto de vista de un hobbit. Desde la pequeñez. Bilbo es diminuto, humilde. 

Bilbo conoce su sitio: no se engríe para tomar un puesto que no le toca, pero no se acobarda cuando su responsabilidad es la grandeza y la magnaminidad. Es el mejor "ubicado". En eso se traduce su humildad.

Si no has leído el libro, no te pienso echar a perder el final. Pero transcribo los últimos párrafos de la historia para mostrar esta vinculación de temas que ofrece la humildad de  Bilbo. El más honorable y humilde de los hobbits, un saqueador, se vincula con sus amigos, vive honestamente, busca hacer lo justo, es capaz de cambiar el mundo...  ¡y  lo pasa en grande! 

—Entonces las profecías de las viejas canciones se han cumplido de alguna manera! —dijo Bilbo.
—¡Claro! —dijo Gandalf—. ¿Y por qué no tendrían que cumplirse? ¿No dejarás de creer en las profecías sólo porque ayudaste a que se cumplieran? No supondrás, ¿verdad?, que todas tus aventuras y escapadas fueron producto de la mera suerte, para tu beneficio exclusivo. Te considero una gran persona, señor Bolsón, y te aprecio mucho; pero en última instancia ¡eres sólo un simple individuo en un mundo enorme!
—¡Gracias al cielo! —dijo Bilbo riendo, y le pasó el pote de tabaco— 

Fumando, «agusssto» (LOTR)


No hay comentarios:

Publicar un comentario