martes, 20 de agosto de 2013

La abuela en "All the world's a stage"

"All the world's a stage" es un monologo que aparece en "As you like it" de Shakespeare. La vida humana se cataloga en siete etapas, en las siete edades del ser humano. El infante, el escolar, el amante, el soldado, el sabio, el viejo y el senil. Al igual que en una obra de teatro, cada personaje tiene su sitio y su tiempo. El personaje entra en escena sin pedirlo -le toca- y sale del escenario aunque no lo quiera.
La Abuela

Hace unos días el Papa Francisco (aquí) recordaba que en los ancianos son depositarios de la memoria de una familia y un pueblo. ¿Cómo eras de chico? ¿Cómo se cocina el plato que te gusta? ¿Cómo va el cuento de la Caperucita? ¿Por qué serie de valores vale la pena regir la propia vida? ¿Por qué no hay mal que dure cien años ni pndj que lo soporte? ¿O en qué caso concreto sucedió aquello de que «Dios aprieta pero no ahorca», o «para atrás ni para agarrar vuelo»? ¿Cuál es la historia de tu familia y de la que tu formas parte? Los abuelos tienen mirada de largo alcance y memoria que ha repasado una y otra vez los sucesos de la vida.

Dice Shakespeare: «La escena final // de tan singular y variada historia // es la segunda niñez // y el olvido total, // sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada». El último acto de entrega de los abuelos, después de habernos entregado su memoria, es quedarse sin ella... vivir como niños que repiten lo mismo una y otra vez, sin lógica y sentido. Son como niños que ven sin cansarse la misma película y no se hartan de repetir el mismo cuento. Antes de dejar el escenario de forma definitiva, el abuelo -sabiéndolo o no-, vuelto un niño, nos interpela y obliga a salir de nosotros mismos: «¿Pondrás en práctica conmigo lo que te he enseñado que vale la pena?»

Abajo está el monólogo completo en inglés y luego en español. 

Por cierto. Hoy mi abuela cumple 91 años. 


All the world's a stage

All the world's a stage,
And all the men and women merely players;
They have their exits and their entrances,
And one man in his time plays many parts,
His acts being seven ages. At first, the infant,
Mewling and puking in the nurse's arms.
Then the whining schoolboy, with his satchel
And shining morning face, creeping like snail
Unwillingly to school. And then the lover,
Sighing like furnace, with a woeful ballad
Made to his mistress' eyebrow. Then a soldier,
Full of strange oaths and bearded like the pard,
Jealous in honor, sudden and quick in quarrel,
Seeking the bubble reputation
Even in the cannon's mouth. And then the justice,
In fair round belly with good capon lined,
With eyes severe and beard of formal cut,
Full of wise saws and modern instances;
And so he plays his part. The sixth age shifts
Into the lean and slippered pantaloon,
With spectacles on nose and pouch on side;
His youthful hose, well saved, a world too wide
For his shrunk shank, and his big manly voice,
Turning again toward childish treble, pipes
And whistles in his sound. Last scene of all,
That ends this strange eventful history,
Is second childishness and mere oblivion,
Sans teeth, sans eyes, sans taste, sans everything.



El mundo es un gran teatro

El mundo es un gran teatro,
y los hombres y mujeres son actores.
Todos hacen sus entradas y sus mutis
y diversos papeles en su vida.
Los actos, siete edades. Primero, la criatura,
hipando y vomitando en brazos de su ama.
Después, el chiquillo quejicoso que, a desgana,
con mochila y radiante cara matinal, cual caracol 
se arrastra hacia la escuela. Después, el amante, 
suspirando como un horno y componiendo baladas 
dolientes a la ceja de su amada. Y el soldado,
con bigotes de felino y pasmosos juramentos,
celoso de su honra, vehemente y peleón,
buscando la burbuja de la fama
hasta en la boca del cañón.Y el juez, que, 
con su oronda panza llena de capones,
ojos graves y barba recortada,
sabios aforismos y citas consabidas,
hace su papel. La sexta edad nos trae
al viejo enflaquecido en zapatillas,
lentes en las napias y bolsa al costado;
con calzas juveniles bien guardadas, anchísimas
para tan huesudas zancas; y su gran voz
varonil, que vuelve a sonar aniñada,
le pita y silba al hablar. La escena final
de tan singular y variada historia
es la segunda niñez y el olvido total,
sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada. 



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