En otras ocasiones he agradecido la oportunidad que me da Zona 3 Noticias para prestarme sus micrófonos y acercarme a su audiencia. Procuro corresponder a esa amabilidad y ofrecer mis reflexiones en voz alta a quien sintoniza la estación. Digo esto, para justificar que en esta ocasión voy a llevar agua para mi molino, por que no puedo negar la cruz de mi parroquia. Como saben, soy sinaloense. Entre el Chapo Guzmán y los Dorados, de mi estado se suele oír, -por una parte- de la Reina del Sur, la narcocultura y la violencia generada por ellos; y -por la otra parte- del estos días se oye que ahí hay un salvavidas deportivo para que las Chivas oxigenen sus malas temporadas.
Pues bien, quería rendir homenaje a un importante sinaloense que falleció la semana pasada. Me refiero a Juan Manuel Ley, empresario, impulsor del deporte. Quizá saben que Don Juan Manuel fue el dueño de unas cadenas de autoservicio muy extendidas en el Noroeste del país, 230 tiendas en 10 estados del país, las que recibió de su padre a lo mucho como un changarrito.
Don Juan Manuel convirtió la modesta tienda de abarrotes en supermercados que ofrecieran precios accesibles para las familias de las regiones en que se instalaban, a través de la comercialización de productos locales. Pero no sólo eso, impulsó la formación de sus empleados promoviendo la formación humana de sus empleados. Desde el más modesto, hasta la fundación escuelas de mandos intermedios en Culiacán o los programas para directivos de empresa en esa región. En Don Juan Manuel destacan tres cualidades del modo en que buscaba hacer negocio: trabajo, perseverancia y cuidado del entorno familiar.
Otro ejemplo es el deporte. Don Juan Manuel era el dueño de los Tomateros. Para él, a través del beisbol se podrían fomentar tanto las virtudes propias un deporte, como construir un ambiente en el que se fomentara la vida familiar. Fue pionero en convertir los parques de beisbol de la Liga del Pacífico en auténticos lugares de diversión para la familia. No digo que a él se le hayan ocurrido algunas de las opciones de entretenimiento, sino que fue él quien buscó, incorporó, tropicalizó, adecuó a la cultura sinaloense y ofreció un modelo en que las familias de la ciudad, podría divertirse en un parque de pelota. Muy probablemente si le preguntan a un aficionado de Tomateros cuál es su experiencia en otros estadios de beisbol, quizá les digan: "buen juego de beisbol, pero algo falta en el ambiente". Y lo dicen, no por que se hubieran aburrido, sino porque ir al estadio en Culiacán, es para ellos, la oportunidad de experimentar y hacer familia. Esa sensación es la que se echa de menos (Aquí un artículo de Juan Pablo Esquer al respecto). Don Juan Manuel se preocupó por diseñar un ambiente que, además de ser negocio, fuera ese lugar de encuentro intergeneracional, donde podría experimentarse la alegría y el orgullo de pertenecer a la familia en que nacimos.
Sí, en Sinaloa hubo las condiciones para que surgiera alguien como el Chapo. Sí, en Sinaloa hay un equipo de futbol más malo que mandar a la abuela a comprar droga, que quizá sea la salvación este año para las Chivas. Y sí... también en Sinaloa existe una ambiente en el que fue posible alguien como Don Juan Manuel Ley, y una cultura que también fue construida por el Chino Ley.
Gracias por todo lo que aportó a Sinaloa y gracias por lo que ha significado para mi familia. Descanse en Paz, Don Juan Manuel.
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