lunes, 31 de octubre de 2016

Conversaciones, «polis» y mi vuelta al radio


Desde el verano me centré en terminar un proyecto académico que entró en sus etapas finales. En Zona3 fueron muy amables de concederme una pausa en mis participaciones y esperarme a que lo terminara. ¿Y qué pasó en estos meses? La tesis de Peña, el Frente de la Familia y las marchas, el magistrado y su pasado delictivo, el nobel a Bob Dylan, la campaña en Estados Unidos, etc. Todos esos eventos pedían un análisis, una tasa de café y una buena conversación.

En mi caso, mi cita semanal en Zona3, implicaba no sólo preparar un tema buscar algo interesante qué decir en dos minutos, también era oportunidad para dialogar con amigos, familiares y alumnos sobre ese tema. En algunas ocasiones, algunos radioescuchas, interactuaban conmigo, algo que siempre se agradece

En estos mesese aprendí -gracias a una conversación- que en la filosofía política griega, el diálogo se consideraba no sólo una obligación cívica, sino una manifestación de personas libres. Para ellos, las conversaciones, eran el único camino para develar la solución justa a los problemas de la polis. Ellos no se referían sólo a un intercambio de opiniones, como el que intercambia tarjetitas de colección para un álbum de jugadores; ni tampoco veían el diálogo como el que adquiere una opinión nueva para colocar en su alacena intelectual. No. Los griegos estaban convencidos de que el diálogo, implicaba examinarse a uno mismo, para justificarse «quién soy de verdad». Por ejemplo, compartir que le voy a los Dorados y a los Tomateros, exigiría en una conversación donde inconcientemente tendría que justificar esa afición; en mi caso, el lugar donde nací y mi tradición familiar. Como se ve, hablar de una opinión, no sólo expresa una afición, sino que además, doy cuenta a los demás de quién soy yo.  

Así pues, en la grecia clásica el diálogo exigía ponerse en evidencia, ofrecer los motivos de las propias opiniones, y ponerse en camino, junto otro ciudadano, en la búsqueda de una solución justa a los problemas comunes. El lugar donde sucedía esta peculiar conversación, y al mismo tiempo, el resultado de esa conversación lo llamaban polis

Por eso, me alegra mucho poder volver a este espacio. Me obliga a buscar en mis ideas, opiniones y forma de ver la vida, cuáles son los motivos que lo hacen valioso. Y me reta a comprender el diálogo como un ponerse en movimiento junto a otros.

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