sábado, 15 de agosto de 2015

Besibol: jugar más allá de los límites

Anthony Rizzo
El beisbol se trata en el fondo, de llegar a casa, incluso si en el camino me encuentro con lo que está más allá. Dicho en forma menos remilgada, es un juego donde las altas dosis perseverancia y estoicismo ante el fracaso, preparan el carácter para divertirse legítimamente con lo que existe después de los límites. 

¿Cuánto dura un partido, o dicho de otro modo cuál es el tope de extrainnings permitido en un juego? ¿Hasta dónde se vale que llegue una pelota que se ha ido de homerun o qué hay más allá de la barda? ¿Dentro de qué espacio territorial es posible hacer una gran jugada? ¿Cuál es la orilla del campo dentro de la cual es válido demostrar creatividad y capacidad atlética?  En el fondo no es más que preguntarse ¿cuál es la frontera real -espacial o temporal- a la que podemos aspirar, incluso cuando jugamos dentro de las reglas? 

El beisbol es un deporte con una gran dosis de paciencia y tolerancia al fracaso. Es el precio que hemos de pagar para disfrutar y jugar de vez en cuando en el terreno que existe más allá de límites marcados el campo legal. De vez en cuando, seguimos la pelota hasta donde llegue, incluso una vez que cruzó la frontera del terreno. Es más, incluso fuera de los límites del campo de juego, es válido sacar un out...

Quizá la vida se trate de eso: de jugar aquí, a pesar de nuestros reveses y caídas, y de vez en cuando experimentar lo que existe más allá de las fronteras. Un filósofo existencial lo diría así: «¿No te has dado cuenta que la vida debe ser eso? ¿Jugar aquí para de pronto divertirse más allá?»

Si nuestros días suceden entre el juego, las reglas, el campo, los límites y lo que existe más allá de estos, entonces esta escena es, simplemente, existencial.

Dedicada al Diablo-Vasco-Tomatero mayor, en su cumpleaños

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