Paseo Chapultepec (no tengo el autor de la foto. No la tomé yo) |
"Las bestias tienen madrigueras; el ganado, establos; los carros se guardan en cobertizos y para los coches hay cocheras. Sólo los hombres pueden habitar" (Ivan Ilich)
Dicen los filósofos que a cada generación le corresponde cuestionar, buscar los motivos y apropiarse de los valores y tradiciones que heredaron de la anterior. Celebrar la independencia forma parte de ese proceso. No solo recordamos un acontecimiento del pasado, atrapado en la memoria. Las fiestas de independencia reviven cada que cuestionamos aquél acontecimiento, buscamos los motivos que movía a aquellos hombres y mujeres para hacer nuestras esas convicciones, y entonces sí, celebrar en presente la independencia que hacemos nuestra.
Una forma de apropiarnos de esos valores de independencia es recuperar las banquetas y los parques. Parece trivial, pero los parques y las banquetas detonan el encuentro entre personas con una misión común. A partir de ahí buscamos junto con otros aquello que deseamos edificar. Los espacios compartidos no sólo sirven para trasladarnos de un sitio a otro con mayor o menor eficacia. Las banquetas y los parques son un lugar para habitar el mundo como personas con dignidad que existen junto a otros. Si procuramos que nuestras casas reflejen quienes somos y lo que aspiramos, así como nos preocupa que sean espacios habitables, dignos y bellos, ¿por qué no replicar esa necesidad en lo público?
Cuando lo público no es nuestro, cuando no nos interesa humanizar el espacio común, entonces abandonamos los parques y las banquetas. Bajo esa lógica la vida común se reduce a no estorbar a nadie para moverse con eficacia de la casa al trabajo y de regreso. Y si el espacio público es feo, con mayor razón nos encerraremos en nuestras casas. Cuando el espacio público pierde nuestro interés porque no nos vemos reflejados en él, entonces somos una sociedad menos humana, con menor capacidad de diálogo y por eso con menos futuro. Fuimos penosos testigos de esta degradación con el trailer abandonado lleno de cadáveres: aquellos restos humanos no son nadie, no valen nada y pueden dejarse abandonados en tierra de nadie. Donde no hay humanidad, no hay nada común qué cuidar y donde no se da vida en común, la persona pierde los referentes que le dan sentido.
Así que Independencia no se trata solo de celebrar algo del pasado. Se trata de reapropiarnos de un proyecto común, para habitar de forma libre y digna la ciudad donde vivimos. Es la única forma de habitar con dignidad. Una tarea que comienza reapropiándonos de los espacios públicos... como los parques y las banquetas.
La idea la aparendí de mi maessstro, el @ProfesorDoval, en parte en su blog