Dibujo de Cristi Pérez Venegas |
El que ama define su existencia por la mirada de quien lo ama. Es decir, si se tratara de describir en diccionario "¿quién soy yo de verdad?", habría que buscar la respuesta en la mirada de quien lo quiere: "¿qué ha visto en mí el que me quiere? ¿Quién soy yo realmente para ella [o para él/Él]?" (En el blog ya he publicado algo sobre lo que significa ser observado).
Aquí va otro matiz de esta idea: somos definidos por una mirada que con misericordia nos ofrece quien nos ama. Si lo pensamos bien, nunca merecemos propiamente el amor del otro, y nunca correspondemos como exigiría ese amor. El que nos ama, ve en nosotros que somos más que nuestras tonterías o que los límites de lo que somos capaz. Hay en nosotros algo más que nuestra miseria o nuestro límite temporal. Gracias a esa mirada, nos ponemos de pie y lo intentamos de nuevo.
Lo encontré en un poema que recitaba Simone Weil cuando se le cerraba el horizonte y se sufría terriblemente por su salud ("Me acogió el amor"). Es del inglés George Herbert, S. XVII, que la filósofa recitaba de memoria. Cuando padecía fuertes dolores de cabeza, lo repetía de memoria y gracias a él percibía "en medio de mi sufrimiento, la presencia de un amor, similar al que puede verse en el rostro sonriente de quien me ama." (Más sobre esa carta, aquí).
El Amor me acogió; y mi alma retrocedió, | |
Culpable de polvo y de pecado. | |
Pero el Amor clarividente, viéndome dudar | |
Desde el momento en el que entré, | |
Se acercó a mí, preguntando dulcemente | 5 |
Si necesitaba algo. | |
“Un invitado, contesté, digno de estar aquí”: | |
El Amor respondió: “Tú lo serás”. | |
“¿Yo, el malo, el ingrato? ¡Ah! Mi amado, | |
No puedo mirarte.” | 10 |
El Amor me tomó de la mano y me contestó sonriendo, | |
“¿Quién ha hecho esos ojos sino yo?” | |
“Es verdad, Señor, pero yo los he manchado. Deja que mi vergüenza | |
me conduzca donde merezco.” | |
“Y no sabes, preguntó el Amor, ¿quién ha cargado con las culpas?” | 15 |
“Mi amado, entonces yo te serviré.” | |
“Haz de sentarte aquí, dice el Amor, y disfruta de mi manjares. | |
Entonces me senté y comí. |
El poema original, que encontré aquí, es este:
LOVE bade me welcome; yet my soul drew back, | |
Guilty of dust and sin. | |
But quick-eyed Love, observing me grow slack | |
From my first entrance in, | |
Drew nearer to me, sweetly questioning | 5 |
If I lack'd anything. | |
'A guest,' I answer'd, 'worthy to be here:' | |
Love said, 'You shall be he.' | |
'I, the unkind, ungrateful? Ah, my dear, | |
I cannot look on Thee.' | 10 |
Love took my hand and smiling did reply, | |
'Who made the eyes but I?' | |
'Truth, Lord; but I have marr'd them: let my shame | |
Go where it doth deserve.' | |
'And know you not,' says Love, 'Who bore the blame?' | 15 |
'My dear, then I will serve.' | |
'You must sit down,' says Love, 'and taste my meat.' | |
So I did sit and eat. |
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