«Kissing The Face of God», de Morgan Weistling |
¿Si pudiéramos inventar la historia de un hombre-dios, cómo sería el personaje? ¿Qué tipo de historia contaríamos? Hércules es un invento de la mitología. Quizá exprese valores humanos, pero su existencia no es real. Hércules, hijo de Zeus y de una reina mortal, en su infancia ya mató dos serpientes enviados por Hera para acabar con él. Y de adulto, le fueron encomendadas doce tareas para redimirse. Todas ellas una muestra fuerza, destreza y valor. ¿Qué más se puede esperar de un hijo de un dios, de un superhéroe? Matar al León de Nemea, despojarle de su piel; matar a la Hidra de Lerna; capturar al toro de Creta, robar las manzanas del jardín de Hespérides, etc.
¿Y qué tipo de historia ha de ser propia para contar una redención? En «Los juegos del hambre», por ejemplo, se diseña un reality show donde para sobrevivir hay que ser valiente y audaz. Sólo hace falta un amigo o una tragedia que nos empuje a continuar. Puestos a inventar, suena bien. Pero Hércules, Thor, o los Juegos del Hambre son creados por imaginación. Quizá una buena alegoría con mensaje ético, pero no historia real.
El cristianismo anuncia que su héroe nace despojado de cualquier grandeza. Más aún, todo inicia con un niño que debe ser cuidado, al que se le ha de dar calor. Un Dios que está totalmente en nuestras manos, tan es así que ha de huir. La historia que narra la Navidad tampoco se parece a una competencia por sobrevivir. El Dios anunciado por el cristianismo diseñó y desarrolló la historia de una familia. Una esposa que tendrá un hijo. Un esposo preocupado por los suyos. Una prima que visita a su prima mayor que está por parir. Una familia que ha de pagar impuestos, buscarse la vida con el trabajo. Un carpintero que trabaja en un pueblucho para sacar adelante a los suyos.
¡Hey cristianos, ya puestos a inventar hubiera sido mejor elegir a un personaje tipo «Hércules» y una historia de redención más entretenida más parecida a los «Juegos del Hambre»!
Sólo si la historia de navidad anuncia un acontecimiento que realmente ha sucedido, no queda de otra sino contar lo que realmente pasó. Sólo si la Navidad ha sido un acontecimiento histórico y real, tiene sentido interpretar la propia vida a la luz de lo que ahí se cuenta.
Si ese acontecimiento fue real, entonces este villancico puede sintetizar ese suceso. Si aquello así pasó, se justifica la sorpresa y ternura con la que se canta lo que ahí se narra. Sólo si es real, entonces el villancico entona la única respuesta que nos afina. La que nos pone a tono con lo anunciado.
¡Feliz Navidad!
[Abajo está la letra]
Allá en el pesebre,
su cama no es una cuna,
el niñito Jesús
recostó su dulce cabeza
Las estrellas en el cielo
bajaron su mirada para ver
al niñito Jesús
dormir en la paja.
El buey ha mugido,
el bebé se despierta,
pero el niñito Jesús,
no llora en absoluto.
Te amo, Señor Jesús,
mírame desde el cielo,
quédate en mi cuna,
hasta mañana, ya es noche.
Vive cerca de mí, Señor
Jesús,
te pido que te quedes,
unido a mi por siempre,
ámame, te lo pido.
Bendice a todos, tus
amados hijos,
con tus tiernos cuidados,
y llévanos al cielo,
para vivir ahí junto a ti.
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Away in a
manger,
no crib
for a bed,
The little
Lord Jesus
laid down
his sweet head.
The stars
in the sky
looked
down where he lay,
The little
Lord Jesus a
sleep in
the hay.
The cattle
are lowing,
the baby
awakes,
But little
Lord Jesus
no crying
he makes.
I love
Thee, Lord Jesus,
look down
from the sky
And stay
by my cradle
‘til
morning is nigh.
Be near
me, Lord Jesus,
I ask Thee
to stay
Close by
me forever,
and love
me, I pray.
Bless all
the dear children
in thy
tender care,
And take
us to heaven,
to live
with Thee there.
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