(Versión 1.1, actualizada el 11/Nov)
Como no voto en las elecciones gringas, me preocupé por seguir a los actores no políticos que influían en su elección. Es decir, aunque los políticos preparan un mensaje y buscan hacerlos llegar a sus audiencias, éstas satisfacen su propia demanda de información.
Como no voto en las elecciones gringas, me preocupé por seguir a los actores no políticos que influían en su elección. Es decir, aunque los políticos preparan un mensaje y buscan hacerlos llegar a sus audiencias, éstas satisfacen su propia demanda de información.
Los votantes no siempre son receptores pasivos. Hay, en definitiva, menos control por parte de las campañas sobre el mensaje. La información que buscan los votantes puede ser distinta a la que ofrecen los candidatos.
Y estos son el «Final Four» de las elecciones gringas. Los cuatro temas que configuraron, me parece, el modo de hacer la campaña, sin referirme al mensaje.
Y estos son el «Final Four» de las elecciones gringas. Los cuatro temas que configuraron, me parece, el modo de hacer la campaña, sin referirme al mensaje.
1. Los «Fact-Checkers».
La lógica de una campaña implica sintetizar problemas, condensar asuntos difíciles y expresarlos de manera simple. Con mucha facilidad, y quizá también con mala fe, aparecen datos no precisos o números reales forzados para hacerlos formar parte de una narrativa que no les corresponde. Imprecisiones o mentiras.
En esta campaña los votantes convirtieron en éxito a los Fact-Checkers. Si bien es cierto, parece que a los políticos no les importó seguir en su lógica de sobre-simplificación de la realidad o de sus adversarios (y de los votantes), el ciudadano "demandó" y acudió a las ONGs verificadoras de los datos ofrecidos por los políticos.
Bill Adair, editor de un Blog de verificación de datos (PolitiFact), da fe del enorme interés de los electores en una página como la suya (aquí su artículo "The value of fact-checking in the 2012 campaign"):
To argue that fact-checking is a failure because politicians keep lying is like saying that investigative reporting is worthless because politicians are still corrupt. Yes, they are still corrupt. But we do investigative reporting and fact-checking to give people the information they need to make wise choices.
2. La precisión de Nate Silver.
No le pidamos más a las predicciones de Nate Silver... Ni menos. El bloggero inventó un sistema de a análisis de datos por el que predijo con precisión la elección. Hasta ahora lleva 49/50 aciertos y dependiendo de lo que pase en Florida habrá llegado a 50/50. Es casi un hecho que habrá inventado un «método» de precisión para predecir resultados electorales. Y esto afecta el trabajo de los analistas de una elección: muchos de ellos analizan cualitativamente y predicen. En otras palabras; antes, cuando un periodista le preguntaba a un analista "¿quién ganará?" hacía análisis a partir de alguna encuesta y de su percepción. Ahora esa valoración subjetiva no "cabe". El analista político tendrá que re-inventarse. Mejor dicho, volver a sus raíces: ¿cuál es el mensaje? ¿por qué? ¿Es válido?
Esto es lo que escribe Elspeth Reeve en The Atlantic (aquí),
Esto es lo que escribe Elspeth Reeve en The Atlantic (aquí),
For a long time, most discussion of who will win the election has been dominated by pundits, who depend «heavily on qualitative impressions and hazy narratives,» Dartmouth professor Brendan Nyhan writes at Columbia Journalism Review, «But as the audience for quantitative analysis of politics has grown» -- analysis like Silver's -- «the establishment analysts have become increasingly defensive about their status.»
Silver sólo incorpora en su modelo, las encuestas que hacen. Y su modelo "funciona" para aquello que fue diseñado: predecir. (¿Qué hubiera pasado con nuestras encuestas mexicanas que se equivocaron en general por 10%?). Esto no quiere decir que el modelo substituya a las encuestas o que marque tendencias irreversibles, pues el modelo mismo declara qué porcentaje tiene un candidato de ganar, qué estado es el relevante para hacerlo, y otros datos de interés.
Por lo pronto, parece que Silver y su blog generó para el NYT un tráfico estimado del 20%. Nada mal. (Aquí una liga por si quieren ver un video)
3. Facebook y Twitter.
Las redes sociales no ganan por sí mismas una elección. Pero sí son medios eficaces para transmitir mensajes directos y segmentados, de forma barata y eficaz. Sin mensaje, "feisbuc" y "tuiter" no sirven. Pero sin las redes, los mensajes no impactan igual. Incluso las redes, parece que de forma limitada, fueron factor para incrementar la participación. Esto escribe Rebecca J. Rosen en The Atlantic (aquí el artículo completo)
"Our results suggest," the team wrote, "that the Facebook social message increased turnout directly by about 60,000 voters and indirectly through social contagion by another 280,000 voters, for a total of 340,000 additional votes." This finding -- remarkable and novel as it may be -- is in concert with earlier research that has shown that voting is strongly influenced by social pressure, such as in this 2008 study which found that people were significantly more likely to vote if they received mailings promising to later report neighborhood-wide who had voted and who had stayed at home.[...] In a country where elections can turn on just a couple hundred votes, it's not far-fetched to say that, down the road, Facebook's efforts to improve voter participation could swing an election, if they haven't already.
4. Los latinos.
¿Realmente fueron relevantes? Parece que los latinos que votan son el 8.5% de la votación total. ¿Deciden una elección? Esto escribió Carlos Puig (aquí):
Permítame ser aún más preciso: más o menos la mitad de ese voto se concentra en Texas y en California, dos estados absolutamente irrelevantes en la disputa por la Casa Blanca de este año, por lo que el voto relevante será aún menor. Veamos por ejemplo el caso de Ohio -que será hoy un Estado clave- [...][donde] el voto hispano será menos de 1 por ciento del voto total. Vayamos a Virginia, otro estado que será importante esta noche. Ahí, según el censo de 2010, 7.1 por ciento de la población es hispana. Por lo tanto, si se comporta como lo ha hecho históricamente, el voto hispano será algo así como 1.5 por ciento del voto total en Virginia.
¿Votan los hispanos de manera homogénea por los Demócratas? Parece que no, dice Puig, que "los hispanos actúan como cualquier otro estadunidense, y entonces, por suerte, sus decisiones políticas —como muchas otras— tienen que ver con factores que no son ni el color de su piel, ni su país de origen."Así que, aunque parece Obama ganó el voto latino por un ámplio márgen, todavía no encuentro el peso que supuso para determinar o decidir la elección en los estados péndulo. Me lo llevo de pendiente.
Tomado del NYT |
No hay comentarios:
Publicar un comentario