Es difícil no emocionarse. Dos periodistas españoles fueron liberados en Siria (aquí) tras 194 días de secuestro. Una foto de Javier Espinosa nos muestra el reencuentro con su hijo. Ana Pastor (@_anapastor_), periodista de CNN, lo describe así en tuiter: «Fotón de @javierespinosa2. La felicidad se llama esto»
Javier Espinosa se reencuentra con su hijo (Foto de Carlos García Pozo, «El Mundo») |
Sólo es posible emocionarse si en nuestra propia vida hemos experimentado la ausencia y el reencuentro. Sólo así podemos comprender, de alguna manera, lo que ese momento significa. Sólo así ese abrazo también nos interpela.
Pero hay algo más. Hace unas semanas en la Universidad de Navarra se presentaron una serie de conferencias TEDx. Lupe de la Vallina (@Lupe_) habló del asombro como materia prima para la propia vida: «El asombro me hace preguntarme a mí misma: ¿qué tiene que ver conmigo este atardecer que me maravilla? [...] Si algo me asombra es por que me está llamando a mí. [...] Si algo me asombra es por que me está esperando a mí. [...] Lo bueno del asombro, lo que lo hace fiable, es que no lo podéis inventar vosotros. Ante una duda, podéis escuchar las razones de uno, podéis escuchar las razones de otro y podéis auto-convenceros... pero si algo os asombra, estad seguro de que no nos lo babemos inventado, por que nadie puede auto-asombrarse. Es algo que no termina nunca. Y es algo que os va a hacer crecer siempre»
La foto de Javier también nos cuestiona: ¿Y qué tiene que ver conmigo? ¿Por qué me asombra? El abrazo de un padre con su hijo nos emociona porque hemos experimentado la ausencia y el volvernos a encontrar. Pero también nos conmueve porque llama. Nos emplaza a revivir una experiencia así: «¡También es para mí!». El tipo de bienes que contemplamos en la foto reclaman nuestra atención: el reencuentro, un abrazo, o en un ejemplo que usa Lupe, la grandeza armónica de un atardecer. Es una llamada a contemplar y al mismo tiempo a conquistar, a realizar el bien que ahí se muestra para hacerlo nuestro. Porque también es para mí, nos moviliza. Por que no lo puedo controlar, sólo lo puedo aceptar como regalo
Por eso esa foto tiene que ver conmigo.
Estos días de vacaciones, es una buena oportunidad para quitarle el polvo al ojo con el que nos asombramos. ¿Y cómo se hace eso? Durmiendo bien, reírnos con otros, dejándonos convencer por aquello que nos asombra, y cuidando las cosas pequeñas que tengo en mis manos.
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