jueves, 10 de abril de 2014

Emma y George para celebrar a Yuyis

Emma Woodhouse, BBC, 2009 (Romola Garai)
La Srita. Woodhouse es la protagonista de «Emma», una novela de Jane Austen publicada en 1816. A diferencia del resto de las heroínas, era rica e independiente, «bella, inteligente y rica, con una familia acomodada y un buen carácter, parecía reunir en su persona los mejores dones de la existencia; y había vivido cerca de veintiún años sin que casi nada la afligiera o la enojase.». Cuidaba de su padre, hipocondríaco, y su hobby, ser casamentera.

Su intuición y capacidad para la ironía, su inteligencia viva y certera, se mezclaban con algo de superficialidad poco dada a la empatía. Cuando se es lista e intuitiva, no se necesita mucho esfuerzo para acertar. La velocidad corre el riesgo de perder los detalles que llevan a comprender realmente a los demás y conocerse a sí misma: «los verdaderos peligros de la situación de Emma eran, –escribe Austen- de una parte, que en todo podía hacer su voluntad, y de otra, que era propensa a tener una idea demasiado buena de sí misma; éstas eran las desventajas que amenazaban mezclarse con sus muchas cualidades»

Así, Emma manipula a su amiga Harriet Smith, lastima a Jane Fairfax, insulta a Miss Bates. Sus dos mejores amigos, George Knightley y la Sra. Weston, hacen lo que se espera de un amigo: le dicen lo que ven en ella: tanto sus errores como su potencial. Como en todas las novelas de Jane Austen, Emma despierta de su mala conducta. Se da cuenta que su error en el juicio manifiesta su carácter atrofiado, descubre que lastima a otros y más grave aún, que era incapaz de conocerse a sí misma (aquí otro post del blog sobre el tema).

Pero no quiero hablar del final de la historia. Necesitaba el contexto para presentar lo que me parece es uno de los momentos más logrados de una de las adaptaciones más logradas de Emma (aquí en Youtube, subtitulada): el baile de Emma con George Knightley. Lo hacen sin todavía descubrir que su afecto mutuo va más allá de una sincera amistad. La música, los movimientos y sus rostros expresan la tensión llena de esa misteriosa alegría que los anuda. (Hasta tiene su gracia que la actriz de esta adaptación se llame Romola)

Por lo pronto, sé que le gustará a Yuyis este pequeño homenaje a la amistad.




PD. No resisto la tentación de transcribir los párrafos del despertar de Emma:

“En aquel corto espacio de tiempo comprendió cuál había sido su conducta y vio claro en su propio corazón. Lo vio todo con una lucidez como hasta entonces nunca había tenido. ¡Qué mal se había estado portando con Harriet! ¡Con qué falta de atención y de delicadeza! ¡Qué insensato y qué cruel había sido su proceder! ¿Cómo había podido dejarse llevar por aquella ceguera, aquella locura? Se daba perfectamente cuenta de lo que había hecho y estaba tentada de aplicarse a sí misma los términos más duros. [...]  
Cada momento había aportado una nueva sorpresa; y cada sorpresa era un motivo más de humillación para ella... ¿Cómo podía comprenderlo todo? ¿Cómo podía comprender que hubiera estado engañándose a sí misma de aquel modo hasta entonces, viviendo en aquel engaño? ¡Aquellos errores, aquella ceguera de su mente y de su corazón! Se quedó sentada, se paseó, anduvo de una a otra habitación, probó a pasear por el plantío... En todos los lugares, en todas las posiciones no podía dejar de pensar que había obrado de un modo insensato; que se había dejado engañar por los demás de un modo mortificante; que se había estado engañando a sí misma de un modo más mortificante aún; que se sentía desgraciada y que probablemente aquel día no era más que el principio de sus desgracias. [...]  
Ésta fue la conclusión de sus primeras reflexiones. Ésta fue la primera convicción sobre sí misma a la que llegó respondiendo a las primeras preguntas que se había formulado; y sin que necesitara mucho tiempo para ello... Se sentía a un tiempo enojada y apenada... Y se avergonzaba de todos sus sentimientos, menos del que acababa de descubrir... su afecto por el señor Knightley... Todo lo demás que encontraba en su interior le repugnaba. 
Con una imperdonable vanidad, se había creído poseedora del secreto de los sentimientos de todo el mundo; con una inexcusable arrogancia, se había propuesto arreglar las vidas de todo el mundo. Y se había demostrado que se había equivocado en todo; y ni siquiera no había hecho nada... porque había provocado desgracias... ”

No hay comentarios:

Publicar un comentario