sábado, 15 de diciembre de 2012

La navidad: ¡haz material el regalo!



¡No estoy de acuerdo!
Ya había publicado esta entrada. Hubo poco lectores. Supongo que el título antiguo no fue el mejor. Quizá también la hora de publicación. Así que le cambio el título y lo publico de nuevo a otra hora.

He visto este tuit y no estoy de acuerdo. ¿Cómo se puede regalar en Navidad sólo Emociones? Si esto es así, la fiesta de la Navidad no tiene sentido. Precisamente de lo que se trata es de regalar algo material. De suscitar el afecto a través de un regalo que se pueda desenvolver y se pueda tocar. Por que esta fiesta recuerda al menos tres cosas:  intercambio, encarnarse regalo. Como se sabe, la fiesta de Navidad tal y como se conoce en occidente es de origen cristiano. Los teólogos explican su sentido desde esas categorías:

1. Intercambio. Dios toma la iniciativa e invita: "Dame lo tuyo y yo te doy lo mío. Te doy algo y tu me das algo". ¿Qué es lo de Dios? Gracia, inmortalidad, alegría, plenitud, redención. Pues eso es lo que da. ¿Y qué da el hombre? Lo que tengamos al alcance: limitación, errores, maldades y también gestos de grandeza, planes, amigos, familia, etc. Cosas buenas y cosas malas. La navidad recuerda el intercambio entre Dios y el hombre que se da en Jesuscristo. Si no fuera Dios, sería un engaño, pues no podría dar  ni garantizar lo que prometió: ser hijos de Dios. Si no fuera en verdad hombre, sería sólo un engaño de intercambio, daría sólo una  apariencia de humanidad. Una máscara.

"El Niño del Tambor"
2. Encarnarse. Así como las palabras son la materialización de una idea, y las acciones son la materialización de una decisión, el regalo es la encarnación de un afecto. Un enamorado no se satisface con pensar, recordar e imaginar cuánto quiere a su amor. Debe «decirlo» y a veces hasta «cantarlo».

3. Regalo. Este intercambio-encarnado no es un acto comercial. Es gratuidad, don, regalo. No se da a la fuerza, ni se corresponde a la fuerza. El amor no se impone. Se suscita. Dicen los Padres de la Iglesia, teólogos antiguos, que Dios se hace niño para arrancarnos un abrazo con más facilidad. ¿Quién le dice que no al cariño de un niño?

¿Qué es un regalo de navidad? Un intercambio, un regalo. Por eso quien diga que esta navidad va a regalar cariño, quien piense regalar sólo amor... no ha entendido nada. Esta fiesta no es la fiesta del cariño. Es la celebración del regalo material. Y si es «envuelto» mejor. Pues el regalo esconde, pero al mismo tiempo anuncia, su contenido. Esta navidad... ¡Compra sin remordimiento! 

La sabiduría popular ha sintetizado esta idea en villancico «El niño del tambor». ¿De qué trata este intercambio? El pastor da lo poco que tiene: la música de su tambor y la conciencia de su pequeñez. Y el niño Jesús, en el pesebre, responde con su sonrisa... y con sus brasos.



Les dejo el origen de este post. Un texto de Chésterton sobre la teología de los regalos de Navidad: 
"Recientemente vi una afirmación de Mrs. Eddy sobre este asunto, en la que ella decía que no hacía regalos en un sentido vulgar, sensual, terreno, sino que pensaba en silencio en la Verdad y la Pureza hasta que todos sus amigos estuvieran mucho mejor por ello. Ahora bien, no digo que este plan sea supersticioso o imposible y no dudo de que tenga su encanto económico. Digo que es no-cristiano en el mismo sólido y prosaico sentido en que tocar una melodía al revés es no-musical o que cierta expresión es agramatical. No sé que haya un texto de la Escritura o Concilio de la Iglesia que condene la teoría del regalo navideño de Mrs.Eddy; pero el cristianisno la condena, como la ética del soldado condena la huída. Las dos actitudes son antagónicas no sólo en su pensamiento, sino en el estado del alma antes incluso de comenzar a pensar. La idea de corporizar el afecto, esto es, de ponerlo en un cuerpo, es la enorme y primigenia idea de la Encarnación. Un don de Dios que puede ser visto y tocado es tema del credo. Cristo mismo fue un regalo de Navidad. La nota de los regalos materiales de Navidad resuena incluso antes de que Él naciera en los primeros movimientos de los magos y la estrella. Los Tres Reyes llegaron a Belén trayendo oro, franco incienso y mirra. Si hubieran traído sólo Verdad y Pureza y Amor, no habría habido arte cristiano ni civilización cristiana"


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