sábado, 2 de abril de 2016

Los otros son un regalo... porque son una gran improbabilidad


Generalmente, el encuentro entre dos personas se da de forma natural. Dos amigos presentan a un tercero; el compañero de clase lleva a un amigo, etc. En otras ocasiones, es más sorprendente. Tanto que haya sucedido, como el momento en que ocurrió.

Un caso de la vida real. Persona1. Amiga de toda la vida de mi familia. Viene a vivir a GDL y después de estudiar en la Universidad, y de trabajar un tiempo por aquí, se muda a otra ciudad. Persona2. La conozco en la Universidad, nos hacemos amigos. Termina sus estudios y por trabajo se muda a aquella otra ciudad. Persona1 y Persona2 coinciden en la misma Universidad por más de cuatro años, sin noticia una de otra. Ahora, las dos se conocen por que son vecinas y compañeras de cotorreo.

Aquí la cita de Chesterton:
“[Robinson] Crusoe es un hombre, recién evadido del mar que se ha instalado sobre un peñasco con unas pocas comodidades. Lo más lindo del libro es la ennumeración de las cosas salvadas del naufragio. El más grande de los poemas es un inventario. Cada utensilio de cocina se convierte en el utensilio ideal, porque Crusoe pudo haberlo dejado caer al mar. Es un buen ejercicio para las horas ingratas o vacías del día, mirarlo todo y pensar cuán feliz uno puede sentirse de haberlo salvado del barco zozobrante y llevado luego a la isla solitaria. Y es mejor aún el ejercicio de recordar cómo todo se salvó por un pelo: cada cosa que tenemos se salvó de un naufragio. Cada hombre ha tenido una horrible aventura: como un oculto nacimiento fuera del tiempo; él, no era; igual que los niños que nunca llegan a la luz. En mi infancia se hablaba mucho de hombres de genio disminuidos o arruinados; y era común decir de muchas de ellos que eran: «Grandes Pudieron Ser». Para mí es un hecho más cierto y sorprendente que cualquier hombre que cruzó por la calle es un: «Grande Pudo No Haber Sido»”.
Lo más sorprendente de todo, es que nos encontramos, todos los días, con personas que son una improbabilidad. Son un regalo inseguro, remoto y absurdo. Tanto su existencia, como nuestro encuentro. Pero están aquí. 

Es buena experiencia rumiar ese asombro. Es fácil: pregunten a un amigo -si son esposos mejor aún-, cómo fue que llegaron al mismo sitio en el que el otro estaba... ¡Había más posibilidades de que no se encontraran, y sin embargo ahí se toparon! ¡Cómo regalo! Como las piezas de un naufragio que se nos arroja a la playa en la que hemos sobrevivido. Para acompañarnos y rescatarnos.

Si quisieran, podrían ver Already tomorrow in Hong Kong. No cambiará la historia del cine, pero cuenta algo de esta gran improbabilidad. Además, tiene el final más inteligente que he visto para las películas de Serendipitynismo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario