martes, 26 de mayo de 2015

Más de «Basil Howe». Se suben Jane Austen y Maria Cristina


Hace unos días compartí unas citas que encontré en la primer novela de Chésterton, «Basil Howe».  La benefactora -María Cristina- hizo más que regalarme el libro: hablamos de él.  

Para introducir las citas de la opera prima de Chesterton escribí:
«Uno echa de menos al Chesterton agudo de «Ortodoxia», «El hombre Eterno» o del «Padre Brown». Aún así, se pueden ver en «Basil Howe», en etapa germinal, la sabiduría de la paradoja y la humildad como claves para vivir bien la vida.»
María Cristina respondió:
«Ciertamente es proverbial que se trata de una novela primeriza, más cuando uno se encuentra esto luego de leer «El hombre que fue jueves», «El que sabía demasiado» o «La esfera y la cruz»... Pero me parece que ello mismo hace de su lectura una experiencia interesante: uno lee con más agudeza de la que demandaba el libro en su momento, y permite entrever el valor revelador de lo paradójico cuando quizá no era aún tan claro para el propio escritor... Había un mensaje que nuestro ancho personaje estaba predestinado a develar. Esa mirada peculiar del escritor que convierte su oficio en un deber crucial frente a lo humano... Es una novelita que trata sobre la funcionalidad de las formas sociales, y la valiosa complicidad de quienes las cuestionan caprichosamente... Su única novela romántica. De ingeniosa simplicidad.»
Cuando Chesterton introduce las novelas juveniles de Jane Austen hace notar una idea similar a la que ofrece María Cristina. Sí, no estamos ante un escritora madura, sino en las etapas experimentales de su obra. Pero ese encuentro con la niña que escribe para la tertulia familiar, incoa a la mujer que publicó después unas novelas clásicas. Para el polemista inglés, los Juvenilia de Austen muestran la fuerza interior y agudeza de esta autora: no buscaba imitar, sino describir, lo mejor que podía, cómo ha de ser el verdadero carácter que hace amable a cualquier persona. Dicho por Chesterton:
«There is therefore, in considering even her crudest early experiments, the interest of looking at a mind and not at a mirror. She may not be conscious of being herself; but she is not, like so many more cultivated imitators, conscious of being somebody else. The force, at its first and feeblest, is coming from within and not merely from without. This interest, which belongs to her as an individual with a superior instinct for the intelligent criticism of life, is the first of the reasons that justify a study of her juvenile works; it is an interest in the psychology of the artistic vocation. I will not say of the artistic temperament; for nobody ever had less of the tiresome thing commonly so described than Jane Austen. But while this alone would be a reason for finding out how her work began, it becomes yet more relevant when we have found out how it did begin. This is something more than the discovery of a document; it is the discovery of an inspiration.  [...] [En el blog ya escribí sobre "novelas rosas" y este prólogo a los «Juvenilia» de Austen-]»
María Cristina opina de la primera obra de Chésterton  -quizá sin saberlo- algo muy cercano a lo que éste a su vez pensaba de las primeros textos de Jane Austen. Para seguir con el diálogo, aquí van unas citas de Chesterton sobre el amor. La primera de ellas es de «Basil Howe», publicada mas o menos dos años de que conociera a su futura esposa Frances Blog y siete antes de que se casara con ella. El resto de citas las vi en la biografía de Pearce, y me quedé con la referencia de la página de esta edición, pero no del libro original. Mea Culpa!. Pero el experimento sirve: ¿qué experimentó Gilberth de joven? ¿Qué cambió en él cuando conoció a Frances?
«Pero existe una especie de amor; un amor que les llega a dos personas de vez en cuando, que es diferente; el amor que brota del conocimiento. El amor que en cierto momento, probablemente en las oscuras horas de la infancia, brota de la compañía, del intercambio constante de sentimientos, de una influencia mutua constante. Los años pueden pasar, interponiendo separaciones de casi una década, incluso peleas y celos, pero esas dos personas se conocerán mutuamente hasta el final de los tiempos; sólo tendrán que mirarse el uno al otro para ver los secretos que esconden en la mirada, con tanta claridad como si fueran palabras; el lazo que los une no será, no puede ser, desatado por ninguno de los dos. Lo que significan el uno para el otro, el poder que tienen el uno sobre el otro, por que en algún momento han visto literalmente el corazón del otro, en el momento de una gran confesión. Eso es el amor: pero sólo les llega a unos pocos… a unos pocos.» 
-o- 
A la mujer que amo.
Con qué esmero te hizo Dios:
Apartó para ti una estrella,
la tiñó de verde con campos de oro
y le puso el sol como aureola;
la llenó de reyes, pueblos y naciones,
y te hizo a ti, con mucho esmero.
Toda la naturaleza es el cuaderno de Dios
sus toscos bosquejos son para ti (60) 
-o-  
"Cualquier actriz conseguiría parecerse a Helena de Troya utilizando una barra de labios y un poco de maquillaje, pero ninguna podría parecerse a ti, sin ser una bendición de Dios" (63) 
-o-  
"Nuestra cordura pertenece al mundo, tanto si la expresamos en privado como en público, pero nuestra locura pertenece a los que amamos" (114) 
-o-  
"Uno de los misterios del matrimonio (que debe ser un sacramento y uno extraordinario además) es que un hombre claramente inútil como yo pueda llegar a ser indispensable en ciertos momentos. Pero lo más raro de todo (y le invito a que me lo explique desde el punto de vista espiritual) es que ese hombre nunca se sienta tan insignificante como cuando sabe que le necesitan (151)  
-o-  
"Aquí termina mi existencia anterior. Tómala: me ha llevado a ti" (348) 
-o- 
"En realidad los alemanes no pueden ser profundos porque jamás se permiten ser superficiales. Están hechizados por el arte y lo contemplan fijamente incapaces de ver nada alrededor. No creen que el arte puede ser luminoso y leve, como una pluma, aunque fuera la pluma del ala de un ángel. En el fondo del estanque sólo hay lodo, el cielo está en la superficie" (289)  
-o- 
"Toda la ciencia, incluso la ciencia divina, es una novela policíaca sublime, solo que no se trata aquí de averiguar por qué ha muerto un hombre, sino el misterio aún más oculto de porqué está vivo" (461) 

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